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¿Para qué estoy viva?
Ay! sin ternura, sin
pasión ¿para qué estoy viva?
la devastación me envolvió
sofocándome de vértigo
metáfora del horror inigualable
de la guerra
desde el horizonte fijaba la mirada y
“nunca más” gritaba un cuervo emigrante
que llegó mientras reposaba entre la hierba
desde el horizonte fijaba la mirada y
“nunca más” gritaba un cuervo emigrante
que llegó mientras reposaba entre la hierba
Soy una Madre en llamas,
inocente e indefensa
soy la dolorida sorpresa de las
hembras,
sólo melancolía en nuestra piel
devastada
inerte, silenciosa, deshonrada
de sí misma,
con precio la serpiente del
paraíso, está muerta.
En la danza del bárbaro la vida aniquilada,
en la batalla del hombre
alienado, igual de lejana
su armadura
resentida en nuestro horizonte.
Pesadilla de un hombre sordo que arrasa
desde lejos la
caótica avanzada de despojo
¿es Aquel quien nos mira, ausente, mientras pesa su
oro?
Ay Señor, serás testigo vivo
del horror cercano
verás un imperio de osamentas y niños heridos de dolor
verás un imperio de osamentas y niños heridos de dolor
¿Quién cosechará la miel? ¿un
oso en la mañana?
¿un tribunal reprobará nuestro
dolor de hoy?
Impaciente el guerrero dice
buscar la paz y la justicia
en la injusticia y la masacre,
¿el ave salvaje abrirá la flor?
dolorida sorpresa de la hembra
¿a quién le importa?
entre sueños al alba, Eva
agraviada (pluma, piel o escama)
el quinqué ilumina la agonía, al final no le importa
si anhelante estalla la barbarie, fantasma ebrio de la sinrazón
el quinqué ilumina la agonía, al final no le importa
si anhelante estalla la barbarie, fantasma ebrio de la sinrazón
Ay! A la cruenta
destrucción sucede el sol …
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